Han pasado ya unos años desde que Joaquín Romero nos dejó, pero quienes le conocieron siguen sintiéndolo muy cerca. No solo como un recuerdo, sino como una presencia viva que acompaña, escucha y —como él mismo decía— “no puede estar sin hacer nada”.

En este reciente vídeo, varios amigos relatan cómo recurren a él en los momentos más diversos: para pedir por el matrimonio, por los hijos, por el trabajo o por un enfermo. A veces se trata de pequeños favores; otras, de auténticos milagros.

Uno de ellos cuenta cómo tenía unos dolores muy fuertes, debidos a un par de hernias inguinales. «Recuerdo el día de su funeral en que me encontraba especialmente mal y me encomendé a él». Entonces, empezó a encontrarse bien y, días después, el médico dijo que no tenía nada: «—¿Cómo que no tengo nada? —Así es, no tiene ninguna hernia».

También hay historias cotidianas, llenas de confianza: quien le pide ayuda para encontrar un piso y lo consigue en quince días; quien reza para afrontar mejor una reunión de trabajo o simplemente para estar más alegre. “En casa se reza con Joaquín —dice uno de los testimonios—; está en medio de nuestra vida”.

Son relatos sencillos, pero todos coinciden en lo mismo: Joaquín sigue siendo, desde el Cielo, un amigo fiel y activo, dispuesto a echar una mano a quien se la pide.

🎥 Puedes ver el vídeo aquí: