Por norma general, no me suelen gustar los “audios de Whatsapps”, sobre todo cuando duran más de 10 segundos. Pero aquél fue diferente.
Unos días antes había estado con Joaquín. Era la época en la que utilizaba la máscara para respirar, y comenzaba a tener dificultades en el habla. Hacía relativamente poco tiempo que había empezado a usar el micrófono. Por esa razón, me sorprendió mucho recibir aquélla mañana un largo mensaje de voz de Joaquín. El motivo era que justo se cumplían años desde que pedí pertenecer al Opus Dei (evidentemente, esa es una fecha importante para mí). Él, como cada año, me quería felicitar y decirme que iba a rezar por mí en ese día.
Muchas veces en que iba a acompañarle, me pedía comprobar su bandeja de entrada y que contestara algunos mensajes. Concretamente, algunos domingos por la mañana me pidió que revisara su calendario para recordarle los cumpleaños, onomásticas y otras fechas importantes del día (en esas ocasiones también me impresionaba la cantidad de gente que conocía y la cantidad de fechas que tenía apuntadas). Entonces me tocaba escribir un par o tres de correos felicitando a esas personas de su parte.
Por ese motivo me sorprendió especialmente su “audio” de felicitación, porque yo me hubiera contentado con un correo electrónico, que podría haber redactado la persona que le estuviera atendiendo en ese momento. Pero decidió hacerlo más personalmente a pesar de que eso le llevó mucho más esfuerzo, como pude comprobar por su voz entrecortada. Sin duda, fue la mejor felicitación de aquel día.
Agradezco a Dios todos los momentos pasados junto a Joaquín. Tengo grabados en mi memoria recuerdos de cómo, cuando la enfermedad le hacía sufrir especialmente, buscaba el sentido de ésta ofreciéndosela a Dios. Y también de cómo se preguntaba la forma de hacer el bien a través de ella.
Por todo ello, agradezco a Dios haber podido tratar a una persona santa: no me cabe la menor duda de que Joaquín está ya en el Cielo e intercede por los que le conocimos. Sería increíble poder verle un día en los altares.
Javier Gómez Subils
Estocolmo
13 de marzo de 2023